La vigilancia del tanque: Cartier y el tanque
Desde 1918, el Cartier Tank es considerado uno de los clásicos de la empresa con reputación mundial. Lo que casi no se sabe, sin embargo, es que los primeros ejemplares del reloj de pulsera rectangular fueron regalados a un general estadounidense y a un coronel británico, como recuerdo de sus logros en favor de la paz en la Primera Guerra Mundial.
El tanque es cuadrado, plano y ligeramente en forma de tanque, con dos manecillas en la forma clásica de Breguet que muestran la hora. Los números romanos también eran típicos en aquella época.
El “Tank” es uno de los iconos de la gama Cartier junto con las series “Santos” y “Pascha” y celebra su centenario en 2018. Cumpleaños. Sin embargo, en la década de 1920, el Tank era más que un simple reloj nuevo: también allanó el camino para el éxito del reloj de pulsera en general. En aquel entonces, los relojes de pulsera todavía tenían poca aceptación; los relojes de bolsillo o los relojes de bolsillo convertidos en relojes de pulsera todavía estaban de moda. Con el Tank, Louis Cartier quiere crear un diseño integrado en el que la correa se fusiona con la caja y hace que ambas parezcan hechas de un solo molde, y por primera vez rompe con el reloj tradicionalmente redondo. De este modo, la pulsera se convirtió por primera vez en un elemento óptico y no sólo como un simple accesorio.
El relojero Edmond Jaeger, que trabaja con el fabricante LeCoultre & Cie con sede en el Valle de Joux suizo desde 1906, fue el responsable de los valores internos. Posteriormente, Jaeger se hizo cargo de la fábrica en Suiza y formó la marca Jaeger-LeCoultre.
Con el cabujón de zafiro en la corona, Cartier hizo una declaración en aquel entonces, a la que el Tank sigue siendo fiel hasta el día de hoy. El Tank incluso llegó rápidamente a la gran pantalla: en 1926, el reloj hizo su primera aparición con la estrella del cine mudo Rudolph Valentino en “El hijo del jeque”. Actores como Clark Gable y Gary Cooper también usaron un “Tank”, pero más tarde artistas como Andy Warhol y muchas otras celebridades también los usaron. En la madre patria de Francia, actores como Alain Delon también eran considerados portadores destacados.
Los tanques históricos son una verdadera inversión, un tanque de la década de 1920 puede costar fácilmente hasta 30.Consigue 000 euros y más. Particularmente valioso y raro es el alargado “Tank Cintrée”, cuya caja no sólo es más larga que la del “Tank Normale”, sino también ergonómicamente curvada. El Cintrée se presentó en 1921 y, a diferencia de los otros modelos de tanque, estaba equipado con números arábigos a finales de los años 1920. En los años 20, Cartier también empezó a utilizar el Tank como plataforma para numerosas variantes en todas direcciones. En 1922, le siguió el Tank Chinoise con una caja acentuada, que se notaba especialmente por las asas aún más fuertes basadas en motivos de un templo chino.
En 1928, salió al mercado el “Tank à Guichets”, un reloj digital que mostraba las horas y los minutos a modo de disco bajo una placa de oro cepillado o platino. La indicación de la hora salta. La corona está montada a las 12 horas y enfatiza el diseño estilizado y elegante. A finales de los años 20 también salió al mercado el cronógrafo de un solo pulsador “Tortue”. Un poco más tarde, salió al mercado el reloj reversible, inicialmente llamado “Cabrio-Réversible”, que ahora se vende como “Tank Basculante”.
El tanque es una constante, incluso en tiempos cambiantes. En los años 50, estrellas como Brigitte Bardot y Juliette Gréco llevaban camiseta sin mangas, pero en 1965 Pierre Cartier murió y la empresa dejó de ser propiedad de la familia. Pasaron casi diez años antes de que Cartier resurgiera bajo el liderazgo de Robert Hocq y Joseph Kanoui.
“Les Must de Cartier” dio ejemplo en 1974 y ayudó a abrirse a nuevos grupos objetivo. El Tank será desde el principio uno de los modelos protagonistas de la nueva colección. Esto significa que en la producción del más clásico de todos los modelos de tanque se utiliza un nuevo material: el bermellón. La caja es de plata de ley 925 y luego está chapada en oro de 20 micras. Por primera vez, los relojes Cartier también utilizan movimientos de cuarzo.
Además de la caja rectangular, las agujas azules y los números romanos en la esfera, el cabujón de zafiro azul todavía adorna la corona. El Tank sigue siendo un modelo imperecedero hasta el día de hoy, reinventándose constantemente. El “Tank Américaine” retomó el motivo del reloj curvo en 1989.
El Tank Française salió al mercado en 1996 con una banda de acero inoxidable. El reloj es mucho más grande y está disponible en varias combinaciones de materiales con movimiento automático o de cuarzo. En 2008, Cartier lanzó su propio movimiento interno, que también se estrenó en el Tank Américaine un año después. El calibre 9452 MC, con el sello de Ginebra, ofrece un tourbillon de minutos volantes con jaula visible, en forma de “C” de Cartier. 2012 es también el año del tanque, con la llegada al mercado de tres nuevos modelos. Se citan elementos históricos, en parte de colecciones antiguas, en parte del propio cuaderno de bocetos de Louis Cartier.
Los elementos estilísticos del “Tank LC” de 1922 aparecen en la esfera y la caja del “Tank Louis Cartier XL”. Con poco más de 5 milímetros, el reloj es significativamente más plano que el modelo de los años 20.
Después de Tank Américaine y Tank Française, llega Tank Anglaise para aportar un poco de equilibrio a la distribución internacional de relojes Tank. El “Tank Folle” rompe con la forma rectangular y sigue siendo un tanque con sus formas abstractas: además de la corona en cabujón, son característicos las agujas y la esfera con el minutero Chemin de Fer. Tan fresco como lo era hace 100 años: el Tank es un clásico.
